jueves, 23 de junio de 2016

BLOQUE 2.


Actividad bloque 2. Adaptación de un cuento.

Existía hace mucho, mucho tiempo, situado junto a la orilla del rio una pequeña tribu india.

Esta tribu vivía en paz y armonía junto a la naturaleza y los animales que la rodeaban, toda la aldea era muy dichosa y feliz puesto que los tiempos de guerra habían quedado atrás gracias a la labor de un gran guerrero que luchó por su pueblo.

Este guerrero se convirtió en el jefe de la tribu, era considerado un hombre muy fuerte y valiente, pero por lo que más le admiraba su pueblo no era por eso, sino por la bondad que de él emanaba.

Pasados unos años, el jefe de la tribu contrajo matrimonio con Mendowzet, la hechicera de la tribu, y del amor que ellos se tenían, una noche llena de magia en donde el sol y la luna se juntaron nació Mokse.

Era una niña como nunca antes la tribu había visto ya que tenía el pelo tan dorado como el sol, los ojos tan plateados como la luna y una piel tan brillante como estrellas.
Mokse, que significa otro tipo de piel, creció en un entorno de amor y cariño, era la joven princesa, y aunque no tuviera ningún rasgo similar a la gente de su tribu todo el mundo la quería.

Una noche de tormenta mientras la aldea dormía, Mendowzet se encontraba sentada a la orilla del rio, las aguas agitadas por las gotas de lluvia dieron paso a una borrosa visión en donde aparecía su querida hija perdida y sola, junto a un campo arrasado.

Esta visión no la pudo compartir con su esposo ni con nadie de la tribu puesto que como se creía en su pueblo, las apariciones de los espíritus solo podían ser conocidas por aquellos a los que se les revelaban.

Mendowzet con motivo de esta revelación y aprovechando la cercanía del cumpleaños de su hija decidió regalarle un colgante de cuentas que ella misma había tallado y un pequeño manto hecho con diferentes pieles y tejidos.

 Cuando Mendowzet le dio estos regalos a su hija la dijo:
  • Mokse sabes que eres mi universo, porque cuando te miro veo al sol a la luna y a las estrellas, estos regalos son para ti, para que siempre los lleves contigo.
    Este collar te servirá para cuando te sientas perdida, te ayudará a recordar quien eres y de dónde vienes, puesto que en él he tallado un sol, para que recuerdes que tus cabellos son tan dorados como él y te ayudarán a dar luz a tus problemas, una pequeña luna para que mantengas esos ojos grises tan plateados como ella bien abiertos  ya que por muy oscura que sea la noche ellos te dejarán ver en las profundidades de las tinieblas permitiéndote volver al camino, y por ultimo te he dejado el anillo de compromiso que tu padre me regaló el día que nos casamos, está hecho de un material tan brillante como las estrellas, se parece mucho a tu piel por eso es tan bonito, recuerda que brillas con luz propia.
    Por ultimo te he hecho esta pequeña capa para que siempre la lleves sobre los hombros y nunca sientas frio, espero que en ella encuentres el abrazo y el cariño de tu familia y tu pueblo por muy lejos de ella que te encuentres.
    Mokse agradeció mucho los regalos de su madre, pero no entendía que la había querido decir, parecía que su madre sabía algo que nadie más conocía.
    El día siguiente a su cumpleaños, Mokse y su familia se despertaron envueltos por los gritos de su pueblo.
    Tras salir de su tienda, vieron una imagen que sería difícil que pudieran borrar de su mente, toda la aldea se encontraba destrozada, las tiendas ardían, la gente corría sin saber hacia dónde ir, los animales estaban desbocados, tardaron unos segundos hasta comprender que estaban siendo atacados.
    Cuando lo comprendieron vieron a un enemigo que no habían visto hasta entonces, este enemigo tenía la piel tan blanca como la nieve, el cuerpo revestido por placas contra las que la luz chocaba y portaba armas que escupían fuego.
      
    El jefe de la tribu tomó a su hija y a su esposa, le dio órdenes claras de que huyeran de allí, que se refugiaran en lo más profundo de la selva y esperasen hasta que él fuera a por a por ellas, tras esas palabras se marchó para ayudar al resto de su pueblo y luchar contra ese enemigo que invadía sus tierras.
    Mendowzet cogió a su hija la puso la capa por encima y la dijo que corriera lo más rápido que pudiera sin mirar atrás, que ella la seguiría.
    Así pues, Mokse salió corriendo en dirección a la selva, tras un largo rato corriendo, decidió pararse cansada y perpleja /confundida por la situación que acababa de vivir, se paró en un árbol encontrando algo de cobijo entre su corteza, y decidió esperar allí a su familia tal como la había dicho.
    Debido al cansancio y el esfuerzo físico Mokse se quedó dormida y sus sueños tan plácidos como habían sido hasta entonces se vieron invadidos y asaltados por espantosas pesadillas.
    Anduvo durante días sin rumbo fijo, hasta que una mañana no fue el canto de los pájaros quien la despertó sino unas voces, unas voces estruendosas que no había oído nunca, eran los hombres que habían atacado su aldea. Paralizada por el miedo intento bajar del árbol al que se había subido para dormir, pero ni sus piernas ni sus brazos la respondieron, así que cayó al suelo con un fuerte y seco golpe.
    Al levantar la mirada vio a un joven muchacho que la tendía la mano para ayudarla a levantar, Mokse estaba un poco aturdida y no sabía muy bien que hacer, pero algo dentro de ella le dijo que se fiara de aquel muchacho.
      
    Partió en un gran barco rumbo a un nuevo mundo, por lo poco que comprendía la lengua de aquellos hombres entendió que el muchacho era un joven príncipe muy arrepentido de la invasión y el comportamiento de su padre al arrasar sus tierras, Mokse pasó a formar parte de la servidumbre del palacio de aquel joven, trabajaba en las cocinas, limpiaba las estancias de palacio.
    Con el paso del tiempo fue aprendiendo la nueva lengua, ellos no lograban pronunciar su nombre correctamente así que la pusieron como apelativo cariñoso toda clase de pieles en honor a la capa que no se quitaba ni de noche ni de día.
    El trabajar en palacio la permitió enterarse de muchas cosas en relación con el príncipe y las costumbres de allí, numerosas veces al subir los almuerzos o cenas a las estancias reales escuchaba al príncipe discutir con sus padres puesto que él no quería comprometerse con ninguna joven de la localidad.
    Pasados unos años el padre del príncipe falleció y los consejeros reales se echaron encima del joven insistiéndole a contraer un matrimonio ya que según ellos un reino debía ser regido por un rey y una reina.
    Para ganar algo de tiempo y quitárselos de encima el joven puso una única condición para contraer matrimonio la joven con la que se casaría debería ser el reflejo del universo, los consejeros no entendieron muy bien que quería decir eso, pero pensaron que si organizaban un gran baile donde asistieran multitud de jóvenes el príncipe terminaría enamorándose de alguna.
    Todo tipo de pieles tras enterarse del gran baile y escuchar la única condición que el príncipe había puesto con respecto a la joven busca poder asistir como sea ya que a lo largo de esos años ella se había fijado en el príncipe, pero comprendía que él debía desposarse con alguien de la nobleza de su país.
    Le pide al cocinero, responsable de todo lo que ocurría entre fogones que la permita ir, el cocinero que en esos años ha cogido un gran cariño a la joven la deja asistir, pero tiene que volver antes de que todo el mundo se marche puesto que hay que recoger todo lo de la gran cena.
    El día del gran baile todo tipo de pieles decide llevar a cabo su plan, por la mañana al subirle el desayuno al príncipe le deja junto a la taza del desayuno el pequeño sol de su collar, y se marcha.
    El príncipe mientras se toma el desayuno se extraña de la pequeña cuenta, pero no le da mayor importancia y la coloca sobre su chimenea.
    En la comida todo tipo de pieles hace lo mismo, pero esta vez le deja junto al plato su pequeña cuenta en forma de luna y se marcha.
    El príncipe ve la cuenta y esta vez sí que se extraña porque ya no puede ser una casualidad, así que coloca la luna junto al sol encima de la chimenea, intrigado por este asunto decide bajar a las concinas para ver de quien se trata, pero al estar tan ajetreado con los preparativos del baile le es imposible bajar.
      
    Así pues, llega el momento, Todo tipo de pieles aprovecha al máximo las ayudas que el cocinero le brinda y tras arreglarse baja al gran salón.
    El príncipe nada más verla se prenda de ella, nunca había visto a una joven con ese pelo, esos ojos y ese tono de piel.
    El príncipe decide acercarse a ella y la invita a bailar, son numerosos los bailes que comparten juntos esa noche, es una noche mágica ambos bailan, hablan, comparten risas.
    Todo tipo de pieles quiere decirle que ha sido ella quien ha puesto las cuentas del collar en su desayuno y almuerzo, pero no consigue el valor de hacerlo, ya que piensa que el príncipe no se va a fijar nunca en una ayudante de palacio.
    La noche trascurre y ella tiene que marcharse de nuevo a las cocinas, abrumada por el príncipe y preocupada por las horas que eran se despide de él y baja corriendo a las cocinas volviéndose a poner su capa, allí la espera el cocinero.
    El príncipe se queda un poco tris tras la marcha de la joven esperando poder volver a verla.
    La noche termina, el príncipe decide subir a sus aposentos, necesita saber quién es esa joven cuyo cabello es tan dorado como el sol, sus ojos son tan plateados como la luna y tiene una piel tan brillante como las estrellas… al momento de aclararse con sus pensamientos cree saber quién es la dueña de las pequeñas cuentas que han aparecido junto a su comida a lo largo del día.
    Manda que le suban un vaso de leche que le ayude a conciliar el sueño, todo tipo de pieles se lo prepara como siempre con mucho amor y cuando sube a los aposentos del príncipe éste le pide que espere a que se lo termine.
Al darle el vaso, la dice:
No te olvides de coger tus cosas.
Todo tipo de pieles no sabe a qué se refiere el príncipe, éste se le acerca y la coge la pone y la pone sobre la palma el sol, la luna y un pequeño anillo.
- Este anillo es para ti, para que te conviertas en mi esposa, tiene una piedra que brilla como las estrellas, ya que tú me recuerdas al sol y a la luna, ahora también a las estrellas, porque tú serás mi universo.
Todo tipo de pieles se pone a llorar de la emoción, coge su collar y le dice al príncipe:
- Este es el anillo de mi familia, lo cambio por el tuyo, lo llevare junto al corazón y con el acepto ser tu esposa.
Tras este momento se todo tipo de pieles y el príncipe se casa y colorín colorado este cuento se ha terminado.
Adaptaciones del cuento:
En el cuento creado por mi he buscado mantener la esencia del cuento recopilado por los hermanos Grimm.
Las adaptaciones del cuento:
  • Estatus de la protagonista, es princesa en su tribu.
  • El collar con las tres cuentas, he modificado las dos primeras cuentas que antes eran la rueca y la virgen, pero he mantenido el anillo de su madre.
  • Los vestidos los he suprimido, y los he integrado en elementos físicos de la característica.
  • El baile lo he reducido a un solo día.

1 comentario:

  1. Has ideado una historia preciosa, Cintia, aunque en la redacción has empezado escribiendo en pasado y con un ritmo lento propio de los relatos orales milenarios y luego te has cambiado al presente histórico que agiliza mucho la narración y le aporta demasiada modernidad a la narración. El cambio lo has hecho aquí: "Todo tipo de pieles tras enterarse del gran baile y escuchar la única condición que el príncipe había puesto con respecto a la joven busca poder asistir como sea..."

    En cuanto al contenido, has mantenido la estructura original excepto en el planteamiento, donde le has restado astucia y decisión a la protagonista: no es ella quien pide regalos para evitar cumplir algo que no se ve capaz de cumplir, sino su madre quien le hace todos los regalos; tampoco escapa voluntariamente de un destino que no puede acatar, sino que se ve obligada a huir para conservar su vida.

    En todo lo demás has respetado el esquema original.

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